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Como en toda explotación agropecuaria el cultivo del olivo busca optimizar los resultados tanto en la cantidad como en la calidad de las aceitunas obtenidas.
Para ello es imprescindible elegir un sistema de cultivo que permita la rentabilidad económica de la explotación para lo que es imprescindible elegir el sistema de cultivo más adecuado, y cuyas diferentes variedades analizaremos a continuación, así como la repercusión que esta elección tendrá en la calidad del Aceite de Oliva Virgen Extra que es, en definitiva, lo que como consumidores nos interesa.
A la hora de elegir la forma de cultivo a adoptar para la puesta en marcha de una plantación de olivar el agricultor, en este caso el olivicultor, dispone de cuatro opciones principales:
El Sistema Tradicional de Cultivo del Olivar es el más extendido en países de la cuenca mediterránea, como es el caso España, donde los olivos cuentan con dos o tres patas para aumentar la producción de la aceituna por lo que necesitan gran cantidad de terreno para poderse desarrollar. Se trata de olivares que precisan de mucho tiempo hasta que alcanzan el grado máximo de producción, prácticamente decenas de años, siendo en muchos casos centenarios.
Dentro de este sistema de cultivo podemos diferenciar el Olivar Tradicional Mecanizable y el Olivar Tradicional no Mecanizable.
El Sistema Tradicional de Cultivo Mecanizable es el utilizado en suelos que tienen menos de un 20 por ciento de pendiente lo que permite mecanizar las labores más dificultosas como son la recolección del fruto y los diferentes tratamientos a los que deben someterse las plantaciones. Según los casos algunas de estas superficies se puede pasar del sistema tradicional al intensivo plantando un mayor número de olivos por hectárea siempre que la separación de los arboles originales lo permitan.
Por su parte el Sistema Tradicional no Mecanizable es aquel que se practica en suelos con una pendiente superior al 20 por ciento en los que no se puede utilizar maquinaria para la recolección de la aceituna ni tampoco cambiar al sistema de plantación intensiva a causa del importante desnivel de los terrenos.
En tiempos recientes, y buscando una mayor rentabilidad de los cultivos, reduciendo costes y aumentando la producción, se han adoptado progresivamente sistemas como el intensivo y el superintensivo.
El Sistema Intensivo de Cultivo del Olivo es aquel en el que se pueden conseguir plantar entre 200 y 600 árboles por hectárea, con una vida útil de las plantas superior a los 40 años por lo que no es necesaria una renovación tan frecuente como en el cultivo superintensivo como veremos más adelante, además de permitir la mecanización de la recolección usando vibradores y cosechadoras.
El Sistema Superintensivo de Cultivo del Olivo consta de hileras de olivos en forma de seto entre 1000 y 2000 árboles por hectárea con una vida útil de entre 12 y 14 años. Una vez transcurrido este periodo es necesario volver a plantar los arboles. En esta modalidad la mecanización de la recolección es completa tanto en el derribo del fruto como en su recolección y transporte.
Según datos de la Asociación Española de Municipios de Olivo el 76 por ciento del olivar español pertenece a olivar tradicional, de los que el 52 por ciento es mecanizable y un 24 por ciento no mecanizable. De la superficie restante el 22 por ciento correspondería a olivar intensivo y el 2 por ciento a superintensivo.
Los principales factores a tener en cuenta para realizar la elección de uno u otro sistema son la disponibilidad de luz y agua, para poder maximizar la producción en el menor plazo posible, así como la forma de realizar las plantaciones de olivos que pueden efectuarse en curvas de nivel, terrazas o bancales, que minimizan la erosión de los terrenos y la pérdida de agua, o bien en caballones especialmente indicados para suelos que tienen un perfil superficial bueno para el cultivo pero con un drenaje más complicado.
La cantidad de olivos a plantar por hectárea dependerá de la zona, si el tipo de cultivo es secano o regadío, y de la variedad de olivo elegido así como las características de suelo y la pluviometría siendo las mejores épocas para cultivar el olivo el otoño o la primavera. También es importante tener en cuenta la infiltración del agua y la temperatura.
Una vez en marcha la explotación es el tiempo para su cultivo y realizar las labores necesarias para conseguir una producción de aceitunas en cantidad y calidad necesarias para la elaboración de Aceite de Oliva Virgen Extra de la máxima calidad.
Entre los principales cuidados que requiere el olivar destacan:
Poda. Necesaria para que los árboles se adapten a la climatología y aumenten su productividad. Se suele realizar una vez acabada la cosecha aunque se puede hacer desde otoño hasta ya entrada la primavera aconsejándose realizar podas todos los años para ir eliminando ramas marchitas para permitir que la luz llegue con intensidad a toda la superficie foliar de la planta.
El 95% del olivar es de secano aumentando notablemente la producción con su puesta en regadío. Debe realizarse cuando sólo llueva en invierno y falte humedad en primavera y otoño, siendo más aconsejable repartido entre los meses de Abril a Septiembre.
Fertilización. No es necesaria en los primeros años de cultivo en suelos fértiles. Los fertilizantes más indicados para el olivo son el nitrógeno, el fósforo y el potasio.
Fitosanitarios. Plagas y enfermedades que al afectar al olivo retrasando y dificultando su desarrollo, e incluso causarle la muerte como es el caso de los ácaros o el repilo, por lo que deberá determinarse cual es su enfermedad un aplicar la solución adecuada.
Es importante limpiar la maleza circundante del olivo por lo menos en primavera y verano quitando las malas hierbas cuando están en la fase de formación de semillas. También se pueden combatir con la aplicación de herbicidas antes de que los olivos den fruto.
En todos estos casos nos referimos al cultivo del olivar convencional ya que los de cultivo ecológico tienen exigencias especificas ya analizadas en otro artículo de nuestro blog.
Cuando hablamos de Aceite de Oliva Virgen Extra lo hacemos igual tanto si procede de olivos de cultivo tradicional como de cultivo intensivo o superintensivo, si los olivares son de secano o regadío, de valle o de alta montaña, de zonas de climatología benigna o extrema y con independencia de las variedades de aceitunas utilizadas en su elaboración ya que su condición de Virgen Extra viene determinada por las cualidades organolépticas determinadas por los expertos que los analizan en el panel de cata de forma que el sistema de cultivo no influye a la hora de realizar sus análisis por lo que podemos afirmar que la calidad de los AOVES no viene determinada por el sistema en que son cultivados los olivos de los que proceden sino por las estrictas normas y controles a los que son sometidos.
Cosa distinta es el universo de sabores y matices sensoriales que podemos encontrar en las distintas variedades de Aceites de Oliva Virgen Extra como los que comercializamos en nuestra tienda donde solo encontrará AOVES de calidad superior de los mejores productores de Jaén, capital mundial del aceite.
Autor: Rafael Flores
Fecha: 20 May, 2019
Categorias: Aceite de Oliva Virgen Extra
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